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Mensaje Jornada Mundial de la Juventud 2011.
"Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe" (cf, Col 2, 7)

I. En la fuente de vuestras aspiraciones más GRANDES.

Numerosos jóvenes sienten el profundo deseo de que las relaciones interpersonales se vivan en la verdad y en la solidaridad. Muchos manifiestan la aspiración de construir relaciones auténticas de amistad, encontrar el verdadero amor, formar una familia unida, adquirir una estabilidad personal y seguridad, que puedan garantizarun futuro sereno y feliz. A pesar de que la cuestión de un trabajo seguro o un porvenir garantizado sea un gran problema en la mente de los jóvenes, se busca una vida aún más grande, encontrar la vida misma en su belleza e inmensidad. Este impulso de ir más allá de lo habitual está en toda generación, desear algo más que la cotidianidad de un empleo seguro y sentir el anhelo de lo que es realmente grande forma parte de todo joven y esto NO se trata sólo de un sueño vacio que se desvanece con los años. El hombre está creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa resulta insuficiente. San Agustín lo expresa de gran manera: "Nuestro corazón está inquieto, hasta que no descansa en Ti".

El deseo de la vida más grande es un signo de que Él nos ha creado, de que llevamos su "huella". Dios es vida, y cada criatura tiende a la vida, en un modo único y especial, la persona humana hecha a imagen de Dios, aspira al amor, a la alegría y a la paz. Dios es la fuente de la vida, eliminarlo equivale a separarse de esta fuente e inevitablemente privarse de la plenitud y la alegría, "sin el Creador la criatura de diluye" (Gaudium et Spes).
Muchas culturas tienden a excluír a Dios con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza.
Por este motivo, los jovenes estamos llamados a intensificar nuestro camino de fe en Dios, somor el futuro de la sociedad y de la Iglesia y como el apóstol Pablo decía "es vital tener raíces y bases sólidas" especialmente hoy, cuando muchos no tienen puntos de referencia estables para construir su vida, sintiéndose así profundamente inseguros.
El relativismo no genera libertad sino inestabilidad, desconcierto y conformismo con las modas del momentos, por eso, tenemos el derecho de hacer nuestras propias opciones y construir nuestra vida, del mismo modo que una planta pequeña necesita un apoyo sólido hasta que crezcan sus raíces, para convertirse en un árbol robusto, capaz de dar fruto.