Es el sacramento por el que renacemos a la vida divina y somos hechos hijos de Dios
Borra el pecado original, nos da la fe y la vida divina, y nos hace hijos de Dios.
La Santísima Trinidad toma posesión del alma y comienza a santificarnos.
Según el plan de amor del Señor, el bautismo es necesario para la salvación
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